Brasil ha dado un paso disruptivo en el ámbito de la soberanía digital y la economía de los datos. El país sudamericano ha lanzado el primer programa nacional del mundo que permite a sus ciudadanos monetizar directamente sus datos personales a través de carteras digitales, una iniciativa que promete transformar la relación entre las personas y su información digital.
¿Por qué esta iniciativa es tan relevante?
En la era digital, los datos personales son un activo de gran valor económico. Gigantes tecnológicos como Google, Meta o Amazon han construido imperios monetizando la información que los usuarios generan gratuitamente al interactuar con sus plataformas. Brasil propone un cambio estructural, devolviendo a los ciudadanos el control y el beneficio económico de esos datos.
Este programa pionero convierte la huella digital individual en un activo económico legítimo. Ya no se trata solo de proteger la privacidad, sino de empoderar a los usuarios para que participen activamente del mercado de los datos. En lugar de ser un recurso explotado por terceros, los ciudadanos brasileños podrán poseer, gestionar y vender su información de forma segura y controlada.
¿Cómo funcionan las carteras digitales de datos?
La implementación corre a cargo de Dataprev, empresa pública de tecnología del gobierno brasileño, en colaboración con la firma californiana DrumWave. El modelo propuesto introduce el concepto de «cuentas de ahorro de datos»: repositorios digitales donde los ciudadanos pueden almacenar de forma segura la información generada por sus actividades diarias.
Cada usuario podrá elegir qué datos compartir y bajo qué condiciones. Por ejemplo, si una persona solicita un préstamo, los detalles de esa solicitud se integran a su cartera digital. Empresas interesadas en esos datos podrán hacer ofertas económicas por acceder a ellos. Una vez aceptada la propuesta, el pago se transfiere directamente a la cartera del usuario, con la opción de enviarlo a una cuenta bancaria convencional.
A diferencia de las cookies tradicionales, esta arquitectura permite una transacción económica voluntaria y transparente: los datos no se regalan, se comercializan bajo el control del titular.
Una iniciativa sin precedentes a nivel global
Este modelo sitúa a Brasil por delante de otras economías digitales avanzadas. En Estados Unidos, el gobernador de California, Gavin Newsom, propuso en 2019 una iniciativa similar, que nunca se concretó. Ahora, con esta apuesta concreta, Brasil se convierte en el primer país en llevar este modelo a escala nacional.
El piloto inicial involucra a un grupo reducido de ciudadanos que utilizarán las carteras en el contexto de préstamos. Si el programa demuestra viabilidad técnica y aceptación pública, su despliegue se ampliará a más áreas de la economía digital.
Riesgos y desafíos sociales
A pesar de su potencial transformador, la propuesta ha generado críticas desde algunos sectores. Expertos en privacidad y derechos digitales alertan sobre los riesgos de exclusión y explotación de los grupos más vulnerables. En un país donde cerca del 30 % de la población es considerada analfabeta funcional, la capacidad de comprender y decidir sobre el uso de los datos personales puede estar limitada.
Pedro Bastos, investigador de Data Privacy Brazil, advierte: «Estaremos pidiendo a la mitad del país que no sabe leer que decida si sus datos pueden comprarse por un precio determinado. La gente en situación de vulnerabilidad dirá que sí, y eso podría usarse en su contra.»
Estos temores subrayan la necesidad de educación digital masiva y políticas públicas sólidas, que acompañen la innovación tecnológica con un enfoque ético y equitativo.
Marco legal en evolución
El Congreso brasileño está trabajando en un proyecto de ley que clasificaría los datos como propiedad personal, superando el enfoque actual que los considera un derecho inalienable. De aprobarse, esta legislación otorgaría a los ciudadanos derechos patrimoniales sobre su información, abriendo la puerta a un nuevo régimen legal que respalde este tipo de iniciativas.
El proyecto busca reconocer como propiedad los datos generados «mediante el uso y acceso de plataformas online, aplicaciones, marketplaces, sitios web y dispositivos conectados». Esta definición amplia permitiría a los ciudadanos reclamar la titularidad de prácticamente toda su interacción digital.
Un precedente con impacto internacional
El presidente de Dataprev, Rodrigo Assumpção, ha calificado esta política como un intento de corregir el desequilibrio histórico de la economía digital, en la que los beneficios por la explotación de datos han estado concentrados en pocas manos.
Para las grandes tecnológicas, esta medida representa una potencial disrupción: deberán competir por los datos, pagar por ellos y operar bajo una lógica más equitativa. Para los usuarios, es el inicio de un nuevo paradigma donde cada click tiene valor monetario.
Oportunidades y próximos pasos
Aunque el programa está en fase experimental, su éxito podría catalizar cambios similares en otros países. La propuesta no solo introduce innovación tecnológica, sino que redefine la relación económica entre plataformas y ciudadanos. Esto podría abrir un nuevo mercado de datos personales bajo control ciudadano, con beneficios financieros tangibles.
Asimismo, se abre la puerta a un nuevo ecosistema de aplicaciones y servicios dedicados a la gestión de datos personales, ofreciendo transparencia, trazabilidad y control total al usuario final.
En fin, Brasil ha asumido un rol pionero al lanzar carteras digitales que permiten a sus ciudadanos monetizar su información personal. Esta iniciativa representa un hito en la economía digital, con potencial para cambiar las reglas del juego en la gestión de datos a nivel global. Si se implementa con responsabilidad y equidad, podría convertirse en un modelo replicable en otros países y un paso crucial hacia una Internet más justa y centrada en el usuario.
Fuente: XATAKA