Mozilla, la organización detrás del icónico navegador Firefox, atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia. En las últimas semanas, ha tomado dos decisiones de gran relevancia que evidencian una etapa de profunda transformación —o decadencia— en su modelo operativo: el traslado del desarrollo de Firefox a GitHub y el cierre definitivo de Pocket, el popular servicio de lectura posterior integrado desde hace años en el navegador.
Aunque se trata de noticias separadas en el tiempo, ambas responden a una misma lógica: la reestructuración urgente de Mozilla frente a la disminución de recursos, la pérdida de relevancia en el mercado de navegadores web y las presiones internas por eficiencia operativa.
Firefox se muda a GitHub: una decisión estratégica para reducir costes
Hasta ahora, el desarrollo de Firefox se llevaba a cabo en infraestructuras propias de Mozilla. Sin embargo, la organización ha decidido migrar todo el código fuente y el sistema de control de versiones a GitHub, la plataforma de desarrollo colaborativo de Microsoft. Esta decisión se justifica públicamente en la búsqueda de un flujo de trabajo más ágil, herramientas más modernas y una mayor capacidad para atraer nuevos colaboradores del ecosistema de código abierto.
No obstante, el trasfondo más evidente es la reducción de costes. Al utilizar GitHub, Mozilla disminuye significativamente los gastos asociados al mantenimiento de servidores y personal técnico dedicado a la gestión de su infraestructura. Esta medida, calificada por la propia organización como un “alivio de la carga operativa”, refleja el ajuste financiero por el que atraviesa la compañía.
La mudanza a GitHub, aunque pragmática, ha generado inquietud entre la comunidad de desarrolladores. Algunos consideran que esta migración puede diluir la independencia técnica de Mozilla, mientras otros lo ven como una rendición simbólica ante las grandes tecnológicas que dominan el ecosistema actual de internet.
Pocket y Fakespot: dos servicios cerrados por falta de rentabilidad
A la par de este movimiento técnico, Mozilla ha anunciado el cierre de dos de sus servicios complementarios: Pocket, el lector de artículos para más tarde, y Fakespot, una herramienta basada en inteligencia artificial para detectar reseñas falsas y evitar estafas en tiendas en línea.
Pocket dejará de funcionar el 8 de julio de 2025, mientras que Fakespot cerrará el 1 de julio del mismo año. Mozilla argumenta que estas decisiones están motivadas por su intención de “invertir en lo que hace avanzar Internet”, una declaración ambigua que, en la práctica, se traduce en centrarse exclusivamente en Firefox.
Esta estrategia ha sido recibida con escepticismo por muchos usuarios. ¿Acaso servicios como Pocket, que facilitaban la lectura y la organización de contenidos web, no contribuían también al avance de la red? Según Mozilla, la rentabilidad y el enfoque en su producto principal han pesado más que la utilidad que pudieran ofrecer estos servicios.
Mozilla: ¿una organización sin fines de lucro o una corporación más?
La crisis actual de Mozilla no es nueva, pero sí se ha vuelto más evidente. Lo que alguna vez fue un proyecto emblemático de software libre y abierto, centrado en el bien común, parece ahora comportarse como una empresa más, marcada por decisiones financieras discutibles, despidos masivos y un discurso público cada vez más alejado de la realidad interna.
Un ejemplo paradigmático es el contraste entre los despidos de trabajadores y el aumento progresivo del salario de la CEO de Mozilla, Mitchell Baker. Mientras cientos de empleados han perdido su trabajo en los últimos años, Baker ha percibido millones de dólares anuales, generando fuertes críticas por la incongruencia entre los valores fundacionales del proyecto y su gestión actual.
Además, se han sumado otros elementos que erosionan la confianza en Mozilla. Entre ellos, el cambio en las políticas de privacidad de Firefox, que ha levantado sospechas sobre el posible uso de los datos de usuarios para fines no siempre claros. Esto, combinado con la dependencia económica de Google —que aporta entre un 75% y un 80% del financiamiento de Mozilla a cambio de ser el motor de búsqueda predeterminado—, hace difícil sostener la narrativa de independencia que la organización promueve.
¿Es demasiado tarde para Firefox?
Pese a las dificultades, Firefox ha mejorado en varios aspectos técnicos durante los últimos años. La incorporación de nuevas funciones, la optimización del rendimiento y una mayor compatibilidad con estándares modernos muestran que el navegador sigue evolucionando. Sin embargo, muchos se preguntan si estos avances llegan demasiado tarde como para revertir la pérdida de cuota de mercado frente a gigantes como Chrome o Edge.
El cierre de Pocket y la migración a GitHub son señales claras de que Mozilla está en modo supervivencia. La comunidad espera que estas decisiones permitan a la organización concentrar sus recursos en mejorar Firefox y mantener vivo un proyecto que, pese a sus errores, sigue siendo fundamental para la diversidad y la libertad en la web.
Fuente: Muy Linux